viernes, 20 de noviembre de 2009

Luteranos


Fray Martín Lutero, sacerdote agustino, se levantó indignado contra los abusos que se cometían en el campo teológico y publicó 95 proposiciones acerca de la doctrina de las indulgencias, llenas de ataques en contra de la autoridad eclesiástica. Muchos se adhirieron a su posición. Dirigió sus ataques contra el celibato, las misas de difuntos y la legislación eclesiástica. Negó la transubstanciación eucarística es decir, que el pan se convierte verdaderamente en el cuerpo de Cristo y el vino en su sangre, quedándose iguales las apariencias, y la misa como sacrificio. Rechazó los sacramentos, excepto el bautismo y la cena del Señor, pidió el matrimonio de los sacerdotes y el establecimiento del divorcio. Luchó en contra del culto de la Virgen y los santos, e introdujo el uso de la lengua popular en el culto, rechazando el latín. En la Libertad del Hombre Cristiano, afirmó que la fe en Jesucristo que consiste en una ilimitada confianza en su misericordia, no las obras ni los sacramentos, nos dan la salvación. Según Lutero, antes del pecado original, el hombre era libre y sano, después del pecado, su naturaleza quedó profundamente afectada, sin equilibrio, ni fuerzas ni libertad para resistir frente al mal. Por lo tanto, todos sus actos son manchados por el pecado y son pecaminosos. Solamente una fuerte fe en Cristo lo puede salvar, permitiéndole que sus actos pecaminosos no lo sean imputados

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