viernes, 20 de noviembre de 2009

New age


En casi tres siglos dominados por diversas formas de racionalismo filosófico, la exaltación de las ciencias empíricas y la difusión de la mentalidad positivista han logrado relegar la fe y la teología al campo del sentimiento o, en el mejor de los casos, de la opinión personal. Lo real, lo objetivo y científico sería lo que se produce en laboratorio o lo que se puede medir con gráficas y estadísticas. La religión termina siendo cuestión de preferencia subjetiva sin ningún lazo esencial con la verdad. Estando así las cosas, todas las religiones y todos los caminos espirituales resultan iguales...es decir, igualmente irracionales e irrelevantes. Como reacción contra todo lo anterior, a lo largo de los últimos treinta años, el mundo entero se ha sacudido por una búsqueda de experiencia espiritual sin precedente. Tanto los pueblos que sufrieron largos años de socialismo materialista como las naciones libres, cautivas de un bienestar egoísta, han visto resurgir la eterna tendencia del alma humana hacia la trascendencia. Pero por la confusión doctrinal y moral de nuestra época y el desencanto cada vez mayor con las formas religiosas tradicionales, el fruto más inmediato del nuevo despertar religioso ha sido la proliferación de las sectas, la fuga de los cultos naturalistas y mágicos, la popularidad de la espiritualidad oriental y el refugio en la religiosidad individual y personalista.

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